Gracias a Isabel, comparto estos versos inéditos de Miguel Angel Velasco de vocación e inspiración Helena:
GRECIA, 2010
Tuviera uno las fuerzas
de antes, y corriese a defender
la dignidad vendida, como antaño
hacían los poetas, cuando aún
había en este mundo
cantores orgullosos de su nombre,
no gestores de un nombre y un medroso
valor en la almoneda.
Qué mansos nos llevaron al pesebre
a masticar la paja del raquítico
prestigio adocenado.
Nos llenaron la boca
con la palabra Grecia, mientras iban
desnutriendo la vena
de nuestra educación, mientras faltaba
cada día un recurso
distinto del pupitre,
una vieja herramienta
de luz, una raíz del tronco antiguo.
Del vasto capitel,
de aquel nuestro alimento necesario
para catarle a la verdad su dátil,
al saber su sabor; para saberle
las vueltas a la trampa, ese diario
fabricarnos el miedo, el ruido ruin
de tanta alpaquería como asorda
la canción del ahora,
la vida del espíritu,
cada día saltaba una viruta
hacia el olvido, hacia la nada eterna
desde la urgencia del cepillo frío.
de aquel nuestro alimento necesario
para catarle a la verdad su dátil,
al saber su sabor; para saberle
las vueltas a la trampa, ese diario
fabricarnos el miedo, el ruido ruin
de tanta alpaquería como asorda
la canción del ahora,
la vida del espíritu,
cada día saltaba una viruta
hacia el olvido, hacia la nada eterna
desde la urgencia del cepillo frío.
Hasta este deslucido muladar,
esta patria de noche
que santifican firmas y academias.
esta patria de noche
que santifican firmas y academias.
Pujad, yo doy cinco poetas, seis
reservados orfebres de su ombligo,
por sólo un grano de esta masa ardiente,
por uno sólo de estos
desgajados oscuros
de la breada carne
de cañón de su tiempo,
y al joven de mi ayer, al que gasté
en consentidos bríos y bravatas
lo pongo a combatir a pie de calle
codo con codo con el pueblo griego,
ramo con ramo con el viejo olivo.
reservados orfebres de su ombligo,
por sólo un grano de esta masa ardiente,
por uno sólo de estos
desgajados oscuros
de la breada carne
de cañón de su tiempo,
y al joven de mi ayer, al que gasté
en consentidos bríos y bravatas
lo pongo a combatir a pie de calle
codo con codo con el pueblo griego,
ramo con ramo con el viejo olivo.
___ . ___
TIEMPO DINERO
Axioma del milagro: dinero igual a tiempo.
Vende el día el cambista, la noche el poseído
de su lucro, lo venden tratante y competencia,
y la fulana vende su tiempo perfumado.
Ya no huele el dinero, que lo atusan muy fino,
que lo sedan y almizclan, y lo viajan abstracto.
Pero se cuela el tufo de las viejas letrinas
en cada urgente gesto sonámbulo, en el gesto
del presente y del pésame, de la mano tendida
con la dádiva fácil o el empinado adiós;
en el gesto entregado de subirle el rebozo
al durmiente que sueña sin saberse denario.
TIEMPO DINERO
Axioma del milagro: dinero igual a tiempo.
Vende el día el cambista, la noche el poseído
de su lucro, lo venden tratante y competencia,
y la fulana vende su tiempo perfumado.
Ya no huele el dinero, que lo atusan muy fino,
que lo sedan y almizclan, y lo viajan abstracto.
Pero se cuela el tufo de las viejas letrinas
en cada urgente gesto sonámbulo, en el gesto
del presente y del pésame, de la mano tendida
con la dádiva fácil o el empinado adiós;
en el gesto entregado de subirle el rebozo
al durmiente que sueña sin saberse denario.
Hila cada resquicio el astuto micelio
del dinero, se afianza en cada telaraña
de cada paraíso, de cada árida mística
sentimental, en cada solitario cultivo.
El dinero se esconde como fuente Aretusa
pero su peste cala la tierra que pisamos.
Ya no es tierra esta tierra, que un día de abandono
la entregamos cobardes a gestores del miedo.
Y el tiempo que va oliendo, Mañara embalsamado,
a dinero evidente, mientras la voz del niño
acusa: ¡va desnudo! Y el don Juan a su burla,
porque sabe que el niño también está comprado.
Se te compran el tiempo que te cuesta ganarlo,
esclavo, y no te quejas; lo malvendes, vendido.
Carne de propaganda, ¡aviva!, ¿no recuerdas
la promesa de un mundo, tu promesa de un día?
Despierta, tú, breado de la usura, sacúdete
el mal sueño de pez, tu parda siesta espesa,
operario, aprendiz, oficinista, paria,
intelectual dormido…; cuanta masa vendida
en la turbia almoneda por el premio de un rápido
auto para las tornas; por un circo barato
de domingo, ese juego de pelota que heredas
de los dioses aztecas, sin la espuela y el riesgo.
Para que no lo dejes caer del corazón,
va la estrofa ferrada en la vieja cuaderna
de aquellos calafates tan bravos que traían
las aguas, las lorigas del cauce repitiendo
del dinero, se afianza en cada telaraña
de cada paraíso, de cada árida mística
sentimental, en cada solitario cultivo.
El dinero se esconde como fuente Aretusa
pero su peste cala la tierra que pisamos.
Ya no es tierra esta tierra, que un día de abandono
la entregamos cobardes a gestores del miedo.
Y el tiempo que va oliendo, Mañara embalsamado,
a dinero evidente, mientras la voz del niño
acusa: ¡va desnudo! Y el don Juan a su burla,
porque sabe que el niño también está comprado.
Se te compran el tiempo que te cuesta ganarlo,
esclavo, y no te quejas; lo malvendes, vendido.
Carne de propaganda, ¡aviva!, ¿no recuerdas
la promesa de un mundo, tu promesa de un día?
Despierta, tú, breado de la usura, sacúdete
el mal sueño de pez, tu parda siesta espesa,
operario, aprendiz, oficinista, paria,
intelectual dormido…; cuanta masa vendida
en la turbia almoneda por el premio de un rápido
auto para las tornas; por un circo barato
de domingo, ese juego de pelota que heredas
de los dioses aztecas, sin la espuela y el riesgo.
Para que no lo dejes caer del corazón,
va la estrofa ferrada en la vieja cuaderna
de aquellos calafates tan bravos que traían
las aguas, las lorigas del cauce repitiendo
la antigua barcarola de que todo es del río
eterno de los sueldos; la moneda sonante
de las nieves de antaño, de donceles vellidos;
su linaje de cambio, sus nombres de dinero:
Nuños, Arias, Gonzalvos, sacrificadas huestes
por aquellos vellones, por los cueros aquellos,
por aquellas putañas tan caras como fueron
de dejar y tan fáciles, las madres con las hijas;
eterno de los sueldos; la moneda sonante
de las nieves de antaño, de donceles vellidos;
su linaje de cambio, sus nombres de dinero:
Nuños, Arias, Gonzalvos, sacrificadas huestes
por aquellos vellones, por los cueros aquellos,
por aquellas putañas tan caras como fueron
de dejar y tan fáciles, las madres con las hijas;
¡despertarais y viereis como se llama el cuerno
quemado del milagro, como se llama el viejo
portento de a las horas, como se llama el don
de entonces y de agora, pascual tiempo dinero!
12. XI. 09
quemado del milagro, como se llama el viejo
portento de a las horas, como se llama el don
de entonces y de agora, pascual tiempo dinero!
12. XI. 09
"Contra la muerte bailas, contra la puta muerte,
por ese bulto rígido de tu viejo en el féretro,
por su rostro amarillo.
Si algo quieren que vengan las bacantes,
que se planten delante,
a ver si alguna hay que también baile
contra la muerte hoy,
multiplicándose en fatalidad,
descoyuntada en varias,
haciéndose una lámina vibrante
herida del destino,
puro mimbre... si no
para otra bailaré. Porque esta noche
contra la muerte bailas,
como un fragmento suyo desatado,
como su cola eléctrica, amputada,
de lagarto amarillo."
Miguel Angel Velasco leyendo sus poemas
Finalmente, llegan unos encendidos versos de Ana de Las Aguas paridos en el fragor de la batalla solar:
Aires de desengaño están corriendo
agitando la plaza y sus carteles:
¡no tenemos futuro! ¿a qué viene
aburrirse, atontarse trabajando
por eso que decían que tenía
que cumplirse y que se va sintiendo
lo mentira que es, y que es tan falso
igual si está en pasado que en futuro.
Si hay ahora sin fin, si no hay camino
y a cada día con su mal le basta,
¿a qué viene enfadarse y no dejarla
que, libre de futuro, en asambleas,
suene la voz que dice “¡No!” y que canta
“¡Más despreocupación! que el pueblo sabe,
porque no tiene prisa, ir haciendo
caminitos de vida y deshaciendo
los trampantojos que el Señor le arma,
se llamen Democracia de Ultramemia
o la Revolución para Mañana.”
No hay mañana, no; y no creemos
que haya nada que hacer para mañana.
Por eso aquí seguimos, desmintiendo
las verdades del Orden de la Historia
que se hacía robando horas al sueño,
que es hermano de sangre de la vida,
y no dejando despertar al pobre
que clama: “No hay futuro: ¿lo sabíais?”
y “¡que muera el Patrón de la Semana!”
¡ABAJO EL DINERO!
¡Abajo el dinero! from Ramón Lopes
No hay comentarios:
Publicar un comentario