sábado, 25 de junio de 2011

Agustín García Calvo en Puerta del Sol el jueves 23 junio de 2011

Foto del blog "Caminando"

Subido por el 23/06/2011:

"Se trata de corroer por lo bajo la fe que el Capital y el Estado necesitan (sin la cual no pueden moverse), corroer las ideas establecidas simplemente dejándose hablar para que la lengua destruya esas mentiras."

Agustín García Calvo en Puerta del Sol. 23 de junio de 2011. Parte 1 de 6


Agustín García Calvo en Puerta del Sol. 23 de junio de 2011. Parte 2 de 6


Agustín García Calvo en Puerta del Sol. 23 de junio de 2011. Parte 3 de 6


Agustín García Calvo en Puerta del Sol. 23 de junio de 2011. Parte 4 de 6


Agustín García Calvo en Puerta del Sol. 23 de junio de 2011. Parte 5 de 6


Agustín García Calvo en Puerta del Sol. 23 de junio de 2011. Parte 6 de 6



[Abundando en el tema, este artículo:]

IDEOTAS, IDIOTAS 

_ ¡La manifestación es un símbolo, una acción simbólica que tendrá una gran trascendencia, compañero! Por eso tienes que ir, ¡vamos a hacer historia!
_ No sé tú, pero yo no sé qué hago allí. Historia ya la hago, a mi pesar, de mi vida: ayer mismo sin ir más lejos, cuando te contaba lo de María…
_ Pero yo hablo de otra cosa, ¡es…!
_ Ya sé, tú hablas de la Historia de los libros de historia, la que leerán “las generaciones futuras” y tal. Pero no te equivoques, tan Historia es ésa como la menos contada (“Intrahistoria” la llaman algunos) “de los pueblos”. ¡Si me cuentas para qué quieres eso! ¿Es que no deseas deshacerte de ella? Escrita o no, la Historia mata lo que de vivo haya aquí. Por eso no pienso ir a una manifestación ya prevista por el Régimen, para cumplir con lo ya dicho: con el titular de la Prensa, con las últimas estadísticas de la Comisión de Estrategia de la Organización de la Dinamización de los Objetivos del Movimiento, o con los libros de Historia. ¡Para cumplir con el Futuro!
_ No te pongas estupendo. A lo mejor, a lo mejor eso de la historia no importa tanto. Escúchame bien: lo importante de todo esto, compañero, es que simboliza el sentir de todas las personas que van. Y ellos, la clase política, tendrán que escucharlo, porque ahora nos toca hablar a nosotros, ¡al pueblo!
_ ¿Qué es “clase”? ¿Y qué es “política”? ¿Y qué quieres decir con eso de “simbolizar” y con eso otro de “pueblo”?
_ No finjas que no me entiendes.
_ No finjas que entiendes tú una palabra de lo que estás diciendo, de lo que estás repitiendo. ¡Pero si hablas como los periódicos!
Está muy mal eso de creer que por un lado está la “clase política” y que por otro está el “pueblo”. Parece una clasificación que impide entender, que impide sentir lo que de verdad está pasando: así parece que se trata de una lucha de unos contra otros: de unos, poderosos, y que no tienen nada en común con los otros, contra otros, indignados porque no tienen ellos el poder, ¡ellos que son de otra calaña mejor y horizontales y estupendos y que si se “empoderaran”, “obrarían con Justicia”! ¡Con Justicia, Dios mío!
¡Que no es eso, que no! La guerra ha de ser contra el Poder mismo, contra el Dinero, y esa lucha está dentro de nosotros: en las Ideas, personales, que tenemos, que si te fijas están (¡qué curioso!) al servicio de ese Poder y ese Dinero. ¡Ataquemos a las Ideas, pongamos en duda lo que está ya dicho, en lo que nos han educado y nos educan en este Régimen!
Los políticos, los banqueros… están muy bien educados en esto, nada más. Pero por debajo de ellos, como de nosotros, también se da esa guerra, por extraño que te parezca. Son muy sumisos, títeres del Régimen, pero sólo es cuestión de más o menos, lo mismo que en los que andamos por aquí haciendo asambleas y haciendo que sabemos cómo funciona esto y cuál es el Futuro de la protesta. ¡Cuando cualquiera siente, cualquiera entiende que una protesta no tiene Futuro!, que precisamente se protesta contra el Futuro, contra esto que nos echan encima, contra esto tan dentro de nosotros ya, que se acuerda con el Dinero y con el Poder.
¿Me vas siguiendo?
_ Más o menos. Pero creo que tendríamos que hablarlo más.
_ Y tienes razón: hay mucho que hablar y que discutir.
Pero en fin, volviendo al tema de la manifestación y del “yo me simbolizo”, “tú te simbolizas”, “ello nos simboliza”…¿podrías decirme tú qué es un símbolo?
_ Pues no sé muy bien… parece algo que representa…
_ Que representa… entonces eso es ¿que está en lugar de otra cosa que no está?
_ Parece que sí. ¿Pero en lugar de qué está?
_ De la verdadera protesta. En lugar de protestar contra el Futuro, como te decía antes, lo que hacemos yendo a la manifestación es algo así como clavar una bandera e irnos, y decir "¡Mirad qué bueno, hemos puesto nuestra bandera!" Y hacer historia, y “simbolizar”(sea lo que sea eso), y abandonar la guerra contra el Poder, contra el Dinero y contra nuestras Personas, que sólo se hace, que sólo se deshacen, y que sólo tiemblan ante la protesta, diciendo "¡No!".

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TRANSCRIPCIÓN de la charla:
A ver, por favor, mientras esto se va colocando un poco, es decir, haciéndose un poco asamblea o asambleilla libre, tal vez sea lo mejor que empecemos por cantar algo, a ver, sí, de una comedia, la comedia del dinero, que lancé y sigue por ahí, sin haber conseguido subir a las tablas. Es la comedia en que el protagonista es un bailarín mudo, y el que habla y sobre todo canta es la gente corriente, el coro, y es eso, la comedia del dinero, de manera que nada más mejor, nada más propio que esto, para esto en lo que estamos metidos en una rebelión justamente contra el Estado del Bienestar en que el Estado y el Capital han venido a confundirse en uno. Ha sucedido poco después de empezar la comedia que por alguna especie de prodigio en que está mezclado este protagonista mudo empieza a caer de arriba sobre la escena una lluvia de billetes de banco, primero unos pocos, según pasan los del coro, de la gente, después cada vez más, y cuando ya van siendo muchos, grandes, enormes billetes de banco, entonces el coro no puede menos de alzar la voz celebrando esta lluvia de dinero y cantando:

¡Oh, oh lluvia, lluvia
de felicidad!
¡Mira, mira, mira cómo cae
nuestro maná!
Cuando los judíos iban por
el desierto de
Sinaí,
el señor
Jehová,
que quería mucho a Moisés,
les echaba sin parar
miguitas de
pan.

¡Oh, oh lluvia, lluvia
de felicidad!
¡Mira, mira, mira cómo cae
nuestro maná!
Hoy, en pleno desarrollo ya,
la Administración
Celestial
lanza un plan
de emisión
de papel del Sumo Poder,
y del cielo cae sin fin
dinero de
Dios.

¡Oh, oh lluvia, lluvia
de felicidad!
¡Mira, mira, mira cómo cae
nuestro maná!

El maná no se podía guardar:
se podría en un
santiamén;
pero yo
meteré
mi dinero en sana inversión
y mañana encontraré
que tengo allí
más.

¡Oh, oh lluvia, lluvia
de felicidad!
¡Mira, mira, mira cómo cae
nuestro maná!

(Aplausos)


Bueno, para que a esto fuera propiamente una asamblea que respondiera al espíritu con que el 19 de mayo vine aquí a saludarlos a los que habían tenido esta ocurrencia de acampar en la Puerta del Sol y en otros sitios, para eso echo de menos algunas caras de los que estaban entonces, entre los organizadores y primeros asamblearios. Me encuentro con que la mayor parte son caras más bien familiares, digamos, y no sería eso lo más deseable, porque habría que intentar hacer que el camino por el que mayoritariamente esta rebelión tiene que ir, que es del que tenéis testimonio por el gran éxito que han tenido las grandes manifestaciones de estos días pasados, los cientos de miles, se volviera del revés, porque ese no es el camino, salvo lo que alguno podáis decirme en contra, si aguardara a más.

No quiero que la crítica contra ese camino, ese éxito multitudinario, esa reclamación ante los órganos y los edificios de los órganos del Poder, no quiero que esta crítica sea tampoco tan absoluta. Desde luego es el mal camino. En comparación con la alegría con que me encontré el día ese en que vine aquí a saludar a los primeros asambleístas, todo el mundo creo que reconocéis conmigo en cambio que lo que los medios os han ofrecido de éxito multitudinario y de cientos de miles y todo eso, eso no da alegría, eso no da alegría como no puede dar alegría nada de lo que pasa por los medios. No sé si esto, aunque sea sólo entre vosotros, aparece lo bastante claro. Tengo que insistir un poco más.

Es normal, a lo largo de mi vida una y otra vez he visto que uno de los caminos de reintegración de las rebeliones era justamente ese: por un afán realista venían los rebeldes a usar las armas del enemigo contra el que se levantaban, es decir, armas como la creencia en que el poder está en órganos, que ahí arriba hay gente que sabe y que manda y que rige por tanto los destinos del estado o de lo que sea. El creer que también la rebelión tiene que tener un destino, un futuro, a pesar de haberse visto bien claro que el futuro es un arma de ellos, de los de arriba, es justamente con la que nos tienen principalmente engañados, con la que a la gente menos formada le ofrecen un porvenir, un futuro, hacerse un futuro, con lo cual es como les quitan de la manera más eficaz lo que podía haber de vida, de ir viviendo, ahora. De manera que el creer que la rebelión puede utilizar un arma como esa, que la rebelión puede tener un futuro, es ya un error desde el principio.

Como aquí se lo dije en varias asambleas, la condición de que esto pueda venir a dar en algo, hacer de verdad algo es que no tenga futuro, que no tenga futuro porque eso justamente, el día de mañana ya calculado y ya previsto, que es de lo que el Capital y el Estado viven, eso de ninguna manera puede servir para derrocarlo, para derrocar al régimen.

Esta rebelión, querría que se viera en modo especial, no es una rebelión contra la forma que el estado español tenga en este momento ni ninguno de los otros estados, no es una rebelión contra una forma de banca u otra, esta es una rebelión que sólo tiene sentido como rebelión contra el régimen en bloque, contra ese estado del bienestar en que Estado y Capital están confundidos. Esto es una cosa que conviene que quede clara. Si ya tenéis algo que preguntar o que contestar, mientras…

…Sí, esto es claro, ya el otro día lo estuve recordando. Sólo entendiendo que el espíritu, el aliento que esto tenía era un aliento de protesta y el intento de derrocamiento del poder en general, de cualquier régimen que lo represente, sólo así se podía entender aquella alegría que a mí y a muchos nos daba (…), sólo así se puede entender la repercusión que enseguida tuvo en muchos de los otros países que están bajo el régimen del bienestar, y que, como recordáis, hicieron notar esta repercusión incluso hasta en los medios de los países respectivos. Una rebelión que fuera contra el régimen español, contra ese partido o el otro, contra la tasa de desempleo en España, todas esas menudencias, no podría explicar esa repercusión. Esta repercusión es testimonio de que se trata de otra cosa, se trata de una rebelión, de una negación del poder en bloque.

Como esto seguramente nada más oírlo, alguno de vosotros todavía, incluso de entre los más amigos, reaccionará un podo grande, un poco duro, un poco excesivo conviene aclararlo. Efectivamente una rebelión contra el orden en general, contra el poder en general, tal como establecido, con su falsa historia, con su falso futuro, eso es una cosa que no se puede hacer de la noche a la mañana ni puede esperarse que semejante rey vaya a caer de un soplo que le venga de abajo, de los gritos de los (…) . No puede ser así y eso es justamente lo que a mí y a muchos de vosotros nos hace sentir que lo principal en esta inesperada forma de rebeldía es que tenga paciencia, que tenga continuidad, que vayan una y otra vez produciéndose asambleas, como esta, más grandes, de otro orden, y eso es justamente lo que hará que se pueda ir haciendo lo que se pueda hacer, lo que el pueblo puede hacer, que es, corroyendo por la base, corroyendo por la base al poder (Aplausos). Por tanto, de ahí la crítica de esa vía que he presentado como tergiversada de dirigirse a lo alto. En lo alto no hay más que cuatro monigotes intercambiables y da lo mismo quiénes sean. (Aplausos) No se les puede conceder nunca importancia. La táctica que os estoy contraponiendo es esa: corroer por la base y eso se puede hacer, más o menos, por lo pronto se puede hacer, y se puede seguir haciendo. La base, lo que he llamado base del régimen y de cualquiera de los regímenes…

-¿Y cuál es la base, cuál es la base?

…La base es la fe. La base es la fe. El capital no puede vivir ni moverse un dedo sin fe. Sin crédito no hay ni banca ni capital (Aplausos) Y el crédito es fe. Y ningún estado se puede sostener sin imponer una fe en mentiras, una fe en mentiras porque otra cosa desde arriba no se puede dar. El intento es que a la gente, a la mayoría por lo menos, se le haga creer en esas mentiras, se le haga creer que realidad es lo que sus medios le enseñan todos los días, por ejemplo por la televisión. Y eso, aunque queráis creer que no lo es, eso es fe. Eso no son ojos. Lo que estáis viendo, esa realidad, no la veis con los ojos, sino por el contrario, la veis gracias a la fe, a la credulidad, a que os habéis tragado las mentiras que desde arriban quieren imponeros. Eso es la base, la fe, en cualquiera de sus manifestaciones (Aplausos). Y eso es contra lo que siempre se puede estar haciendo algo, porque contra la fe, contra las mentiras, no hay otra arma más que eso: juntarse en asambleas libres sin número y dejarse hablar, dejarse decir. La lengua misma, la lengua misma que el poder quiere utilizar como un instrumento de su sostenimiento y de su mentira, esa lengua misma por otra parte es la que es capaz, si se la deja hablar, de descubrir las mentiras, y en ese sentido ir derrocando poco a poco la fe. Porque mientras los individuos componentes de lo que ellos llaman masa sigan todavía creyendo, no ya que por sus necesidades prácticas se esté obligado a hacer como si se lo creyera en lo del mañana y en todas las otras mentiras de la fe, sino creyéndolo, creyéndolo precisamente porque sus necesidades le obligan a creerlo, mientras eso siga haciéndose así, no hay nada que hacer, porque quien puede hacer algo contra el poder es lo que nos queda de pueblo que no son personas, que no es la persona, y por tanto las mayorías democráticas se componen de personas, de individuos, pero una rebelión no puede venir de individuos ni de personas ni de conjuntos numerados. Lo más han de ser eso: no conjuntos sino reuniones sin número, como las asambleas, las asambleas libres, sin número, donde no se sabe cuántos son, porque están entrando y saliendo unos y otros, porque no se pueden contar lo mismo que el Estado cuenta los miles o millones de almas de sus súbditos y de sus clientes, no se les puede contar y por tanto no pueden votar, evidentemente, ni hacer esos juegos propios de la democracia.

Una asamblea se manifiesta pues por abucheos, por aplausos, por risas, por llantos; tiene un lenguaje que cualquiera, si se deja oír, lo entiende bien, y se libra de esa condición imitativa de los órganos del poder que son los conjuntos, los congresos, los demás conjuntos de individuos personales. Eso es una cosa que hay que recordar bien. Sólo así tiene sentido el que cualquiera en quien quede vivo algo de pueblo y no esté demasiado reducido a su persona, cualquiera, yo mismo, pueda venir aquí, pueda sentir la alegría de cualquier rebelión como esta a la que hemos asistido y pueda poner su empeño en seguir manteniendo esa alegría viva, sólo pensándolo así es la manera de evitar –esto habría querido decírselo sobre todo a los muchachos de la organización que no estarán aquí- sólo así se evitaría volver a caer en lo consabido, en la vía de lo de arriba, provocar grandes manifestaciones para que los medios den cuenta de esto, que hasta la televisión procuraba estar lo más ciega posible a lo que estaba ocurriendo aquí en la plaza de España, en cambio en cuanto el movimiento tiró por el camino ortodoxo ya veis con qué amplitud y con qué entusiasmo vino a dar noticias de los grandes éxitos de la manifestación. Sólo eso debía serviros de criterio: cualquier cosa que salga por los medios y por la televisión en especial es mentira y no puede dar ninguna alegría ni ningún gozo.

Sólo así por tanto, ahora me discutiréis lo que puede referirse este método de corroer por lo bajo y de atacar la fe, sólo así puede tener algún sentido que sigamos haciendo lo que esta tarde estamos haciendo. Os querría preguntar un poco acerca de qué es lo que en vosotros queda de fe, y lo voy a hacer, pero de momento prefiero ahora dejaros correr la palabra respecto a lo que hasta ahora os he soltado, de manera que, adelante, podéis venir cada uno a acercarse al micrófono y soltar lo que se os ocurra.



-Empiezo a entenderlo. Agustín, empiezo a entenderlo.

-Algo tiene que haber que, pese a que intento hablar en lenguaje vulgar, no en jerga política ni filosófica, a pesar de todo, puede chocar con las ideas que tenéis recibidas. Es útil que las saquéis aquí, que las saquéis a la liza y digáis qué es lo que os resulta duro de entender en algo de lo que os he dicho hasta ahora.

-Agustín, ya sé que no hay que confundir la revolución con la poesía, y que esto es un brote poético al que le falta el llanto y la rabia que le haga germinar. Eso ya lo sé, pero no me gustaría quedarme en mero apéndice del sistema. Como veis, somos como otro corrillo más. No somos más. Eso no me gustaría. Preferiría ser mosca cojonera que picara un poco de vez en cuando. (Aplausos)

-Gracias Eso mismo me ha recordado lo que Sócrates dijo de sí mismo según testimonia la Apología de Platón. Él se describía como el tábano que estaba destinado a picarle a Atenas para que despertara. Gracias por el recuerdo, pero al lado está esta corrección del anticristo: no se trata de individuos, tampoco se trata de Sócrates individuo. Si tiene que despertar, quien puede picar, no es una mosca individual, sino todo ese enjambre sin número a lo que llamo pueblo que no existe (Aplausos).

-Hay una cosa que hay que estar alerta porque también es un modo de corroer que tienen ellos, que es entrar, pretender que pueden cambiar la lengua de la gente, sustituyendo la lengua corriente y común con las jergas, haciéndonos imponer jergas como “prima de riesgo” y no sé cuántas cosas de los economistas, de los especialistas, de los expertos, y nosotros nos tragamos eso como algo natural. Y esa es la primera violencia que se está ejerciendo contra el pueblo. Entonces lo primero que hay que hacer es no dejar colonizarnos por esa especie de cosa que se va insidiosamente dejando caer desde todas partes no sólo desde arriba, desde el vecino, desde el lado, desde el otro, porque parece como que es natural como las lechugas eso de hablar de la prima de riesgo. Hay que desconfiar de eso. La imposición de esas jergas, repetir esas jergas, es el modo de integración y de asimilación del movimiento y de cualquier revuelta. Terminaron con el Cojo Manteca, me acuerdo, enseñándole a hablar de infraestructura y supraestructura, pobrecito. Después acabarán con cualquiera, el más bravo de todos, enseñándole esos terminachos que son infames. Nosotros no podemos. No hay interlocutor para esas palabras. Hay que olvidarse de esa jerga. Cuando la autoridad dice: “No hay interlocutor con los indignados”. Efectivamente, ¿cómo lo va a haber? ¿Cómo va a haber interlocución entre la gente corriente y…? Déjame terminar. Continúo, es que no me deja.

-¡Viva la lengua de mi madre!

-Y ya se decía: “Enorgullécete de tu fracaso, / que sugiere lo limpio de la empresa.”

-Perdona, Isabel. Creo que interesa más, lo que interesa aquí ante todo es recoger dificultades, contras que se producen cuando se dice así. Por lo demás es muy oportuno lo que nos has soltado. Hay que hablar, como yo mismo estoy tratando de hablar, en lengua corriente y desde luego no tragar nada de la jerga ni política, ni filosófica ni científica, porque todas ellas están hechas para mentir. Pero dicho esto y en lengua corriente o en la que salga sigo pidiendo dificultades, contras, contras.

-Yo quiero decir algo

-Me agrada de nuevo verte por aquí. Y ha sido una maravillosa coincidencia en este paseo de la tarde. Y me ha encantado un concepto del que has hablado (…) y me gustaría simplemente decirte y que profundizaras un poco más en el concepto de fe. Me ha parecido muy interesante lo que has dicho y querría que pudieras añadir un poco más y hablar de ello. Gracias.

-Bueno, no lo voy a hacer ahora porque estoy esperando más bien contras y dificultades. Desde luego no hay ningún concepto y supongo que los que me acompañan lo han visto. Concepto no es. Luego volveré a decir en lenguaje vulgar qué es.

-Yo quiero decir que yo no hablo la lengua corriente ni la lengua vulgar, yo hablo la lengua de mi madre, que es la lengua materna. Y esto es la fe auténtica, la de verdad, la de las mujeres que transmitimos la lengua, que es el ámbito simbólico desde donde ordenamos el mundo, de tal forma que yo no quiero que se diga que es la lengua vulgar o que es la lengua corriente, es la lengua materna, la de nuestras madres.

-Es la lengua que corre.

-Equivocada, por supuesto, supongo que muchos lo han notado enseguida. No puedes decir eso de la verdadera fe, porque si estamos destruyendo la fe, estamos destruyendo la fe y no sustituyéndola por ninguna otra, de manera que nunca nada de lo que decimos puede venir a dar en otra fe. En cuanto a la lengua que se llama materna, con buen fundamento, en la medida en que es lengua del pueblo, lengua de nadie, en el pueblo que no existe no hay sexos, no hay diferencia sexual. Justamente esa oposición entre las mujeres y los hombres y además de una manera bien determinada, que es la dominación de las mujeres por el hombre, de la madre por el padre, eso es con lo que empieza la historia. El pueblo está fuera de la historia y no sabe de sexos. No hay por qué intentar, dentro del régimen que padecemos, una igualación entre hombres y mujeres, como si las mujeres pudieran aspirar a repetir las mismas estupideces que los hombres mayoritariamente han hecho a lo largo de la historia. No. (Aplausos) Lo más que se puede hacer es justamente, al derrocar el régimen, que caiga primero lo más alto, es normal. Si en alto están los señores o las mujeres vestidas de señores, pues ellos, pero de lo que se trata es de corroer por lo bajo la fe que el Capital y el Estado necesitan, sin la cual no pueden moverse. (Aplausos)

-En ningún momento he hablado de igualdad. Esa política de igualdad me parece tóxica, muy tóxica. Cuando se habla de igualdad, se habla de que las mujeres nos igualemos a los hombres. Yo hablo de la diferencia, de la diferencia sexual, porque cuando se dice “no hay hombres ni mujeres”, mal vamos las mujeres porque el patrón modélico se nos va a poner el de los hombres. Y cuando yo digo la lengua de las madres, la lengua materna, la lengua como orden simbólico, la de las madres, no la de las jergas, estoy hablando de la diferencia, y de la diferencia en el sentido de reconocer autoridad, que no poder, autoridad personal, aquella del zapatero con sus zapatos, pues la autoridad femenina y también la autoridad masculina son autoridades distintas. No me parece, en lo de la igualdad, no me siento yo representada.

-Me temo que esto se va a alargar un poco hoy y tal vez un poco inútilmente. Por supuesto he dicho que con la historia, bajo cualquier régimen, lo que rige no es que sea una diferencia, es una sumisión. La historia empieza con la sumisión de las mujeres, con la venta de las mujeres y la compra, con la guerra por la riqueza de las mujeres. Así es la realidad histórica, la realidad social. Donde he dicho que no hay sexos es en el pueblo que no existe. Por debajo de esa realidad, en la realidad personal está eso. En todo caso guárdate de hablar de autoridad femenina y cosas de esas, porque entonces nos enredaríamos… Estoy esperando más contras, más dificultades.

-Oye, perdóname, muy rápido, muy rápido. En el Amazonas se roban a las mujeres.

-Fe como incondicionalidad acrítica, fe como incondicionalidad acrítica, sometimiento, sumisión, ceguera, y por el otro lado lo contrario sería la desilusión, desilusionar, romper esta realidad convertida en fe. (Aplausos)

-Gracias, muchas gracias. No te he querido pedir que traduzcas “incondicionalidad acrítica” a la lengua vulgar. No te lo he querido pedir porque a lo mejor resultaba un poco difícil. De todas formas, como todos entendemos por fortuna o por lo contrario la jerga, pues habéis… . Más y más dificultades, antes de seguir.

-Pues yo es una duda, como Agustín decía dudas o discrepancias, y la gran duda que, claro, siempre tengo es esto de la fe, porque lo de la fe es una cosa tan rara que no sabemos en qué tenemos fe. Entonces sólo sabemos en qué tenemos fe, cuando decimos “Ah, yo que me creía esto”. Entonces ya parece que la estamos destrozando esa fe, aunque luego es mentira. Entonces ¿cómo luchar contra la fe que no nos damos cuenta que tenemos? Esa es mi duda.

-Lo primero para que no parezca que eso de la fe es ni un concepto ni algo que ande por ahí por los aires ni que sea como dices raro ni eso. Tengo ganas de recordar qué es fe. El capital no puede moverse sin fe. Si ellos no pudieran echar cuentas de lo que va a pasar en el 2027 y operar en consecuencia para sus manejos, si no creyeran en el próximo final y en la necesidad de que siga siendo lo que es, y que se siga manteniendo con el cambio, si no creyeran todo eso, los representantes y ejecutivos del capital no podrían mover un paso. Eso es fe. No es nada sublime. En tiempos del viejo Dios, la fe era más bien teológica, del catecismo, pero nos la han cambiado. Ahora la fe es la de la banca, la del capital, y es por supuesto la del Estado, en la que se entretienen todos los días contándoos cuáles son de un partido o de otro, de un gobernante y otro, las medidas que va a tomar para el sostenimiento de esto y de aquello, cuentan con el Estado con España como una permanencia, cuentan con su futuro, hacen presupuestos para el año que sea, y sin esa fe no podrían moverse, se derrumbaría el Estado con el Capital. Eso es fe, ninguna otra cosa sublime, y da lo mismo que sea teológica, científica, política o de cualquier orden, y esa es la que se puede corroer por lo bajo simplemente dejándose hablar para que la lengua destruya justamente esas mentiras que son la ley. No sé si tendré que decirlo en un lenguaje más vulgar dentro de un momento, pero por ahora sigo recogiendo...

-“Incondicionalidad acrítica” para mí es doctrina o adoctrinamiento. Yo lo identifico con eso, a doctrina con orejeras y desinformación, Lo que él llama incondicionalidad acrítica yo lo identifico con eso.

-Muy bien, ya decía yo que las jergas también se entendían. Yo os lo he vuelto a decir con ejemplos. Os he contado qué es en el capital y en el estado. Si os queréis otra vez salir por los márgenes, allá vosotros, pero fe es esa, esa es de la que hablo.

-Yo es que he oído por ahí lo de la autoridad de las mujeres. Y yo es que cada vez que oigo por ahí las palabras autoridad y autor empiezo a temblar. Mirad. ¿Cómo se cobra Dios los derechos de autor?

-Hola, muy buenas tardes, pues se ha estado hablando esto de la fe, porque en muchos años nos han manipulado y ha sido una fe tóxica para la humanidad principalmente sobre este derecho de igualdad que ahora hablamos y que no hemos comenzado siquiera ni a trabajar. Hemos hablado de esta palabra tan bonita de igualdad, pero el hombre sigue todavía… Bueno, que ya el hombre está despertando, se está dando cuenta de esa fe tóxica que le metieron, de ese ser universal como es la madre, la reina de la creación, pues que el hombre tenía que manipularla y que tratarla como que si fuera un animal doméstico. Entonces los hombres yo creo que ahora están haciendo conciencia de la política engañosa de esa falsa fe, que al hombre lo engañaron, que destruyera a su propia persona, porque es que no se va contra la mujer sólo, sino que se va contra él mismo, contra su propio sentimiento, contra sus propios intereses, contra la familia, que es lo más hermoso que hay en el sistema. Muchísimas gracias.

-Esa defensa de la familia desde luego me ha echado para atrás. La familia es como todo el mundo sabe el sustento del Estado y del Capital. Que le pregunten a la Banca, que le pregunten a cualquier Ministerio, qué es lo que se funda y te dirá “la familia”, aunque sea, si es preciso, homosexual, aunque sea como sea, pero la familia sobre todo. No, no, no. No sé si te has marchado o no, pero en todo caso no hables nunca de la mujer. El hombre, se puede decir, pero la mujer es convertirla otra vez en un concepto complementario del hombre. Y aquí estamos contra el orden entero fundado en la no diferencia sino sumisión de mujeres al hombre.

-Yo a propósito del tema de la fe, que resulta un poco confuso porque la fe se identifica con algo religioso, teológico y así, quería traer la idea que tiene Tarkovsky sobre la fe, que es una fe laica y es una fe en uno mismo, creer en uno mismo, en la posibilidad de cambiarse y de cambiar. Es un apunte, nada más.

-Hay que ver cómo os han educado vuestros abuelos, los curas, que todavía una palabra como fe conserva un prestigio como el que justamente la iglesia quería darle… No hay que guardar esa fe, esa palabra, no nos hace falta ninguna, porque lo del pueblo es descreer, no creer, no creer ni en ningún sistema ni en ningún … ni en nada. Descreer no la mantengáis, queriéndole dar buen uso a la palabra fe. Lo que se siente en cambio, lo que yo he sentido cuando caí aquí y me encontré con este inesperado movimiento de gente, cuando les saludé, era una confianza en lo que no sabían, confiar en lo que no se sabe, pero la fe, la de la iglesia, la de la banca, la del comercio no es confiar en lo que no se sabe, es estar seguro del futuro y de la mentira que nos meten, y a cualquier fe que incluya eso de saber en lo que uno tiene fe hay que quitarla de en medio, aunque se trate de la relación entre dos personas. Si se confía en alguien es justamente porque se lanza a ciegas, confía en lo que no sabe, lo otro. En cambio si está seguro, lo mismo que un agente comercial, ¿qué coños de confianza es eso? Eso será fe y no sirve más que para el poder.

-El problema es que de la fe pasamos a la pureza, y de tan puros nos vamos alejando que vamos a acabar como Simeón el estilita. A Agustín, que le gusta Buñuel, ya sabe qué era. El sólo de tan puro en la columna esperando cómo le tentaban los distintos diablos del mundo. No sé yo si merece la pena tanta fe.

-Resulta que no me has oído. Ahora resulta que me atribuyes la fe a mí. Es una cosa, vamos, es el colmo de no oír, y cuando no se oye es porque se tienen muchas ideas. Tú conservas una idea de lo que es fe de lo más amplio. La fe es del capital y el estado, me has estado oyendo hace un rato, nada del estilita, es el capital y el estado el que la necesita, que se sostiene sólo de eso.

-Es que cuando decimos lo de la fe estamos acostumbrados desde chicos a lo del catecismo y todas esas cosas ¿no? Y se refiere a creer. En mi pueblo todavía, cuando alguien nos caía mal, se decía, “qué creído es ese”, “qué creído”. Es decir, que en realidad, hasta en el flamenco se decían cosas de estas en las letras anónimas populares, como por ejemplo: “Anda y que te den dos tiros, / que te jasen mu persona / y a la cara no te miro” porque todo es que la creencia es que la persona sabe y, desde luego, ya se sabe, que nunca se sabe del todo. Y antes cuando ha intervenido Inma, la chica de rojo, ella a lo que se refería, sin duda, porque conozco la referencia esa que ha hecho del cineasta, es precisamente confianza en lo desconocido. No hay nada más que ver las obras de este hombre, para ver que uno no es uno, que uno siempre es desconocido de sí mismo, y es ese perderse en lo desconocido lo que nos puede salvar y lo que nos puede mantener en la revuelta. (Aplausos)

-Muy bien, quitando lo de salvar porque otra vez nos lleva a la religión. Uno no se salva, uno normalmente está perdido. Uno es como el Estado. Uno es como el Capital. Uno no se salva ni tiene por qué salvarse. Lo contrario de uno es eso a lo que aludo: pueblo, común, lo que nos queda por debajo de la persona: pueblo, común, lo que no existe pero que lo hay. Estamos, tal vez… Porque yo había pensado ya, esto se ha prolongado un poco demasiado, pero había pensado utilizar hoy lo que pueda haber de pequeña asamblea, utilizarlo para ir haciendo esto que digo, corroyendo la fe, es decir, corroyendo las ideas establecidas, haciéndolo por partes, por ejemplo, hoy creo que lo tenía así, pensaba preguntaros, para que cada uno consultándose consigo mismo y a dónde el corazón lo diga, qué os parece, qué sentís respecto a este artículo de fe que el poder desde niños no ha hecho más que imbuiros como propio, que es la fe en la necesidad de un orden desde arriba, gubernamental, régimen, como queráis decirlo. Os ha convencido directa o indirectamente de que esto es necesario, y os quería preguntar qué sentís, por el procedimiento este indirecto, vamos a ver cómo resulta. ¿Qué es lo que os han contado¿ ¿Qué es lo que os han dicho que pasa? ¿Qué es lo que creéis que pasa si no hay poder, si no hay orden establecido desde arriba? ¿Qué pasa?

-Caos

-El caos.

-Caos, anarquía, desorden.
-¿Qué más desastres¿ ¿Si no hay un orden desde arriba?

-Que se matan los unos a los otros.

-Que se acaba el mundo.

-No digáis que no os han contado cosas de esas desde pequeños. De alguna manera, y aunque sea de soslayo, os han imbuido en la necesidad de este orden, de manera que conviene analizarse dentro de uno mismo.

…A ese caos, a ese caos que vendría si esto se hundiera, si dejara de haber un gobierno, si dejara de haber un estado nacional o universal o comoquiera que fuera, si dejara de haber una ordenación de la riqueza en forma de dinero por medio de unas finanzas igualmente organizadas desde arriba. Estáis viviendo desde luego en cuanto personas de este orden, no lo neguéis, de este que os acabo de recordar, estáis viviendo…

-¡Así nos va!

-…gracias al orden que el Estado os ha imbuido, en el que os ha educado personalmente ¿eh?, no de verdad, no como pueblo, pero personalmente estáis viviendo y existiendo de eso, estáis viviendo y existiendo gracias a la banca, gracias al ministerio de finanzas, gracias a los subsidios y las jubilaciones y lo que sea. Que a esto no merezca la pena llamarlo vivir es otra cuestión, pero desde luego personalmente estáis existiendo gracias a eso, estáis existiendo gracias a que os habéis tragado lo de que tenéis un futuro. No os dicen que el futuro es la muerte; os dicen un futuro, un futuro en que se cumplen los plazos de vuestro capital o hasta que llegue vuestro cumpleaños o lo que sea. Estáis existiendo de eso, de manera que es importante lo que os estoy proponiendo: no dejéis para dentro decir hasta qué punto uno tiene ese miedo imbuido de lo que pasaría si no... Eso es muy importante. De manera que antes de pasar a otra cosa, respecto a esto, quiero que contribuyáis los que podáis con vuestras ocurrencias o sentimientos.

-En todos los días que ha estado esta asamblea nadie ha recordado que anualmente se pasan diez mil millones de euros a una institución que se dedica a proponeros la fe, la fe auténtica y la verdadera. Es la institución que se dedica a enseñar a vuestros hijos, o a los hijos de todos nosotros, es la institución que lleva toda la beneficencia y toda la caridad, y también maneja todo el dinero de las ONG,s. Es la institución que enmarca todas las diferencias, la institución que está siempre apoyando a los de arriba contra los de abajo. Y es una institución que nadie ha puesto en cuestión aquí. Se han puesto en cuestión los sindicatos, se han puesto en cuestión los partidos políticos, se ha puesto en cuestión todo, pero ellos, que son los que dominan la judicatura, que son los que dominan la información, que son los que dominan el internet, que son los que dominan todo: la fe, y la esperanza y la caridad, la educación y el dinero, sí que se ve claramente que coinciden en una cosa: en que el dinero, la fe, la esperanza, la caridad, todas estas cosas, son una apuesta de fe religiosa y que no tiene salida. (Aplausos) Por lo menos vamos a estar de acuerdo en que hay que hablar de estas cosas, y si tenemos la oportunidad de poder discutirlas en asambleas libres con el próximo visitante, que va a ser el Papa Benedicto XVI, pues entonces lo discutimos con él, pues aquí yo veo mucha gente imbuida por la fe y la convicción religiosa que nos vienen a hacer preguntas y pretenden equipararse con cualquier otra cosa, me parece muy bien, pero ¿ellos nos van a dejar la misma libertad para ir a la catedral y hacer un debate público, abierto, con Rouco Varela? ¡Me parece que no! Entonces eso es lo que quería decir.

-Bueno, es normal que -hay muy pocos que han sentido esto más que la mayoría de vosotros, no tanto como yo- los restos del viejo régimen de la iglesia, era toda la cultura y todo el centro del poder, sigan sintiéndola como un enemigo. Por supuesto, Jaime, lo que ha hecho la iglesia (…) con el actual es asimilarse, traicionar a sus propios principios de otros tiempos y así venir a hacer las buenas migas que hace con el Capital y con el Estado. No hay ninguna contradicción, sólo así es el poder. Tal vez no merece mucho la pena seguirla tratando por separado. El papa, desde luego, es el capital, qué mas da. Es igual. Y no importa qué papa y lo mismo que no importa qué presidente. (Aplausos) Son representantes del poder de una manera o de otra.

-Hola, buenas tardes. Yo vengo de Argentina. Vengo con un paracaídas, así que no estoy bien empapado de la situación. Hablo por lo que he oído por los medios y sabemos todo el mundo que los medios de comunicación hoy mienten. No sé, yo lo que veo son los diarios, y la televisión e Internet, que manejan grupos chiquitos, que están aliados también con “Beneficio para 6”, el Papa. Bueno, esta gente controla todo lo que digamos poderes. Nosotros tenemos un proceso desde el 2001 a esta parte donde se fue democratizando la democracia, donde se democratizaron a través de organizaciones barriales cada vez más las herramientas que tenemos como pueblo para organizarnos. Yo estoy de acuerdo con las ideas de la asociación de hombres libres, las ideas digamos sin un orden, digamos, estatuido, pero también tienen que emanar desde abajo propuestas superadoras a las que existen, que vienen de arriba. O sea, eso sería algo así como correlación de fuerzas. Si a vos te vienen a ordenar desde arriba, vos tenés que responder desde abajo con una orden superadora de esa o con ciertas ideas superadoras en lo económico, etc. Por ejemplo, un ejemplo tonto, que a lo mejor sirve o a lo mejor no. Nosotros ya pasamos esa etapa. Economía solidaria. Decíamos: uno sabe cortar el pelo, el otro sabe hacer algún servicio o algún objeto, algo, y lo cambiaba. Se llama en Sudamérica trueque…

-¡Y aquí!

…Y era una economía que nos beneficiaba a todos, nos juntaba. La palabra circulaba. No había tampoco monopolio de la palabra, sino que la palabra circulaba entre nosotros, nos sentábamos todos alrededor y cada uno iba compartiendo distintos saberes. Paulo Freire de Brasil dice: “No todo el mundo sabe todo y no todo el mundo ignora todo. Todos sabemos un poquito. Entre todos tenemos un saber colectivo.” También Arturo Jauretche una persona argentina dijo una vez que el arte de nuestros enemigos es desmoralizar al pueblo, entristecernos. Entonces hay que combatir con alegría. Con alegría es la única manera que tiene el pueblo para vencer con alternativas. Saludos desde Argentina para todos. (Aplausos)

-Bueno, gracias por los aires que nos traes nuevos de Argentina. Esto último que has citado es una cosa que estaría respondiendo a aquello de contra el miedo de si el poder se cayera… Estas experiencias que no son tan menudas como parecen de intentar ver cómo se puede convivir sin necesidad de autoridad ni de reglas ni de poder son siempre útiles. Esta es una de las cosas que se pueden ir haciendo. Te agradezco la noticia. En cuanto a democracia y estructuras… eso ya son palabras que no son del lenguaje vulgar. Este digamos movimiento o lo que sea inesperado está en contra de lo que muchos de ellos creían, contra la democracia. No hay ninguna democracia buena. La democracia es muerte del pueblo, y el pueblo no existe. El pueblo puede írselas arreglando de las maneras que nos has contado.

-Respecto a lo que antes Poza ha hablado, es un claro ataque, bien claro y bien fundamentado, respecto a la cuestión de la iglesia. Desde luego está claro que si la iglesia siguiera por un solo momento las palabras de Jesús en el sermón de la montana de “a cada día con su mal le basta, no cuidéis del día de mañana, a cada día con su pan o con su mal le basta”, ya con eso nada más se habría acabado el imperio del banco vaticano y de todos los imperios vaticanos. Es decir que es la sustitución más clara. En este momento, las palabras de Jesús han sido sustituidas por el dios Dinero, y desde luego el dios Dinero está en todas partes. Hay un disimulo luego de dioses, que son los árabes, los judíos, los no sé que, pero el verdadero Dios, el dios del régimen, siempre es el mismo, es el Dinero… Por eso…

-¡Idólatras!

-… habría que decir: tú dispara que Dios está en todas partes.

-Oye, muy corto, muy corto: Decía Borges que somos cadáveres en vacaciones.

-Yo lo que quería hacer era un poco lo que has dicho tú de mosca cojonera y hacer una pregunta incómoda. Y creo que es bueno que nos hagamos estas preguntas: ¿Qué diferencia hay entre la conexión o la manera que tiene todo el mundo aquí de escucharte a ti o a mi, la conexión espiritual que podemos tener o sentimental o intelectual con la que tiene esa gente que está buscando en el sermón que está ahí al lado de ese hombre? ¿Qué diferencia hay entre esta fe en la contrafé y la que hay ahí, y si responden a la misma necesidad o no, porque al fin y al cabo ahí hay igual o más gente que aquí y quiénes somos nosotros para decir que, aunque estén equivocados, que no lo hagan?

-No me he acercado bastante al corro de al lado, de manera que no puedo juzgar de cómo es lo que están haciendo. Puedo decir que en caso de que se pareciera a lo que los mandamases hacen en un congreso o algún sitio por el estilo donde también se reúne mucha gente y también están haciendo eso, en caso de que se pareciera a eso, sería completamente distinto de lo que pasa aquí. No lo puedo juzgar, a lo mejor no es así. Pero en el caso de que se pareciera a eso, sí, porque la diferencia es que aquí no se aburre nadie, y en un congreso o en un sitio así se aburre todo Dios, y esa es, aunque no lo confiesen, esa es la sola diferencia.

-Quería agradecer a Agustín el que nos dé la posibilidad de que la filosofía salga a la calle, porque es necesario ampliar yo creo que el lenguaje filosófico. Tú decías que bueno que había que utilizar un lenguaje mundano y tal, pero yo creo que también las fórmulas un poco más marxistas de estructura y superestructura deberían estar en la calle precisamente para eso, para luchar contra ello. Y también que para luchar contra la fe hay que luchar contra lo material. Es un poco eso, la fe en el capital se ve aquí ahora con ese anuncio tan enorme de un pelo precioso, se ve con todos esos escaparates que tenemos aquí alrededor, y hay que luchar contra esa fe pero también hace falta un lenguaje más filosófico. Yo creo que la filosofía debe estar en la calle. Y luego, por otro lado, hablando un poco del engaño de las palabras y de lo que habías dicho acerca de qué es para vosotros derrotar el poder, el sistema, a mí me gustaría incidir en una palabra horrorosa y que tiene dos cualidades que es la palabra “orden”. El orden por un lado es lo que está arriba, lo que puede con nosotros, y por otro lado, cuando uno habla de orden, es como organización. Lo contrario al orden al que queremos derrotar o al que debemos derrotar es el caos ¿no? O sea, es lo que nos hacen creer. Por un lado hay que diferenciar esas dos palabras de orden, y por otro lado incidiendo con el lenguaje me gustaría mucho que toda la gente que hayáis acudido aquí y que hayáis ido a manifestaciones interioricéis el “no nos representan”. Yo creo que eso es fundamental, no nos representa nadie. Y acerca de la fe yo también tengo muchas dudas acerca de la fe, combatir la fe pero hay que volver a lo que sería la fe en uno mismo ¿no?

-Confianza.

-Te has equivocado y, en parte, porque no has hablando en lenguaje vulgar. Esto que has dicho de que no nos representa nadie, por ejemplo, normal, se dice y la gente lo ha dicho. Lo que has dicho de caos y orden ha sido confuso porque te has empeñado en hacer un poco de filosofía; y no se puede confiar en ninguna filosofía. Yo procedo de las letras, yo me he pasado la vida estudiando y leyendo y traduciendo, pero cualquier cosa que no puede venir a dar algo en la lengua corriente de cualquier idioma no sirve. Puede haberse formulado primero en lenguaje matemático, puede haberse formulado en jerga platónica o en jerga marxista o lo que sea, pero si eso no viene a poderse decir y a hacerse sentir en lenguaje corriente no vale. La lengua verdadera es la lengua hablada. La escritura y por tanto la filosofía, la ciencia al servicio del poder, la política pertenecen al mundo de las jergas, y hay que mantener esa separación entre las capas de la lengua. A eso también le debo yo muchas cosas, cosas que me han venido de la escritura, pero desde luego las que me han quedado y de las que os hablo son algunas que han venido a dar en el corazón y, por tanto, en la lengua vulgar.

-Pero capital no es lengua vulgar, Agustín, capital no es lengua vulgar. El capital… Es una duda simplemente. Cuando hablo del capital, el capital, eso no es lenguaje vulgar. Hay que leerse a Marx para saber lo que es el capital.

-Hay que citar esos términos. Por ejemplo, no está nada mal examinar la fórmula del interés, donde sabéis que es C capital por T por tiempo, y todo eso. De manera que para eso está lo que tiene que aparecer en una charla o en una asamblea, tienen que aparecer los términos que el enemigo usa para proceder a la destrucción cuando merece la pena, para que ellos mismos descubran, como por ejemplo en la fórmula del interés y en el paso del simple al compuesto, cuál es el juego del capital. Para eso sólo, no para decir no, no para decir no, sino de vez en cuando apareciendo en aquello a lo que se dice no.

-Yo en relación a lo que ha dicho este compañero de antes de la lengua filosófica, quería apoyar más bien la lengua de la tierra ya sea… el vasco, el gallego, el bable, no la lengua vulgar que dice Agustín García Calvo, sino más bien la lengua de ese... La lengua corriente y vulgar está contaminada de miles de años de historia, de dominio y de latín y de mierdas parecidas, y entonces yo abogo por la lengua del pueblo… y de sus estructuras y sus relaciones con la naturaleza, entonces yo abogo por eso.

-Bueno me parece un poco optimista respecto al bable e incluso el vasco. Hay que desconfiar de ellos porque todos sabemos muy bien el uso que el poder ha hecho en los diferentes nombres del nacionalismo: español, catalán o lo que sea. El poder no puede entender la lengua de abajo. El poder no habla más que en jergas, no puede de verdad entender la lengua porque la lengua es la lengua corriente, a diferencia de las jergas culturales. La lengua corriente es gratuita, no la ha inventado nadie, nadie manda en ella. La gente que habla habla así de bien gracias a que no la sabe, no la sabe a conciencia, gracias a eso y ahí está. Desde luego está muy contaminada, como has dicho, pero frente a diferencias de idiomas como pueden ser incluso nacionales importa mantener la diferencia de capas en cualquier idioma, la jerga que desde arriba, desde la escritura, desde luego, contamina a la lengua de abajo y lo que queda por abajo de lengua no contaminada, de lengua no regida ni inventada por nadie, en cualquier idioma, porque esa diferencia de capas se da en cualquiera.

-He seguido durante mucho tiempo todo lo que aquí en la manifestación del 15 M, el cómo se ha gestado esto desde sus comienzos. También asimismo he estado participando en varias tertulias con Agustín García Calvo, y en lo que sí puedo ahora mismo dejar caer mi habla es en contra del aburrimiento de las asambleas del movimiento del 15 M y de todas las asambleas de los barrios, de los 114 barrios bien contados por el poder en los que se están reuniendo o se celebran las asambleas, y ello por cuanto que no están en contra realmente del poder. Es decir, la única forma de manifestarnos en contra del poder es en contra del aburrimiento. Ahí es donde debemos nosotros focalizar el trabajo. También quisiera, Agustín perdona, dejar caer… Esto es un cuento, cien palabras, que he escrito. Se llama: ¿Dónde está la franja amarilla? Dijo rojo y lo pintamos todo de rojo. Luego dijo azul y lo pintamos todo de azul. No contaré la historia del rojo y el azul. Ambos perecieron en la lucha, salvo esto que veis y nuestro canto del siglo, ya que el rojo y el azul han dejado de ser camino ¿dónde está la franja amarilla? ¿Veis esta herida? Me la hicieron en el frente. Con la úlcera me gano la vida. Lucho por el pan de cada día delante de vosotros. Dadme fuerza de fuerza. Me siento caer. Señoras, buenas noches; señores, buenos días. Os dejo limpia la calle, os dejo mi habla.

-Hola, primero voy a decir algo en castellano que me di cuenta hace poco. Los ricos no mandan, los malos no mandan, Dios manda. Ahora quiero leer un poema en inglés. Por favor.

You don´t have to play, to play the game of life
You can life with a little or nothing
Cigarettes---Life consists
Friends, happiness isn’t about money
Is about realize in your purpose
Having ago and presuming it
Like Jimmy said: “Happiness is upon you”
Do you have a light?
Do you have a fire?
Are you simple or are you an enigma?
Even to yourself
I am
I am the tiger, tiger, burning bright
In the forests of the night
I am the bear in pain
There is walking through the woods
With a fire gun
Reading almost
Almost stead of life…
In the cold

-Es curioso cómo se parece mucho al anterior. Resulta que la articulación y el tono es bastante parecido. Bueno, no demos más vueltas a eso. A ver si queda alguna cosa más.

-Bueno aunque ya estoy monopolizando aquí porque hablo un poco, antes por sarcasmo intenté un poco decir lo mismo que ha dicho la chica esta que no sé si de bellas artes … Al fin y al cabo pues eso, somos un grupito más y sería una pena que esto quedara como la famosa esquina esa de los predicadores del parque londinense, que fuera un speakers corner, que bueno que no sea un desfile de estrafalarios, que está bien que podamos escuchar a Agustín, que durante muchos años pues no hemos podido hacerlo sobre todo los que no hemos ido a sus clases, pero también estaría bien no que nos leyera tal vez el Sermón del ser y no ser, ni que alguien le diera el Panfleto contra el Todo, pero la gente quiere quizá… que no se trate sólo de cuestiones filosóficas, que también alguien quiere, pues no sé…

-Contra el dinero…

-Bueno o contra todo, contra el poder, lo que tú quieras, y contra Dios y contra el Estado y contra la fe también, pero bueno, lo dicho, que no sea un desfile de excéntricos.

-Hola, bueno pues yo solamente quería decir, cuando os hablaba antes de atacar a la fe, que habría que empezar atacándose a la fe en uno mismo ¿no? Es una cosa fundamental, que nos creemos, tenemos el rollo este de hombre y de mujer muy asumido, ¿no? Habría que empezar rompiendo eso ¿no? Es una cosa con la que cuentan ellos y bastante ¿no?

-Filosofía de la empresa de uno mismo.

-Simplemente pues recordar eso que se canta por ahí: “Yo soy un moro judío / que vive con los cristianos; / no sé qué dios es el mío / ni cuáles son mis hermanos.”

-Lo que pasa es que efectivamente eso de creer en uno mismo no sólo el Poder lo coge bajo su ala, sino que es el primer artículo de la democracia. Cualquiera que se prepare para manager del capital o para manager de la administración lo primero que tiene que creer es en sí mismo, tener fe en si mismo, con eso ya se dice bastante lo que él ha aportado que tiene eso y que es algo que si no se ataca no se está haciendo de verdad política del pueblo. No puede separarse lo uno de lo otro. El ataque contra la fe en uno mismo es justamente lo que puede corresponder a una lucha del común, del pueblo que no existe contra lo de arriba. Tal vez se nos ha hecho la hora de marcharnos, ¿no? De manera que, bueno, yo os había presentado como tema de registro de uno mismo ese de qué es lo que os queda del miedo, del caos que se produciría si no tuviéramos el orden, reconocimiento de que cada uno existe gracias a esa ordenación, y sobre ello yo creo que si el jueves que viene volvemos a vernos aquí, si el Señor no nos mata o algo por el estilo, pues os lo volveré a preguntar ¿no? Hay que empezar por ahí, por reconocer los fundamentos de esa necesidad del orden impuesto desde arriba, para después seguir con otras muchas dudas.

-Bueno y nos despedimos hasta el jueves, pero desde luego hay que contraponer el orden que cae de arriba, desde la autoridad, con esa especie de orden como sin querer que nos sale de abajo que se llama ritmo. Si ponemos ritmo a la vida como las aguas de los ríos no hace falta el orden de arriba.

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